Y en ocasiones, tenemos ganas de gritar y salir corriendo. Pero no sirve hacerlo al viento. Siempre esperamos a estar junto a la persona que más queremos para hacerlo y la mayoría de las veces lo hacemos mal y algo se rompe, algo le daña. Cuando lo hacemos, somos capaces de destrozar todo aquello que nos rodea y salir corriendo. Entonces, nos habremos "liberado" de cierta presión, pero seguro que nos habremos equivocado en mucho. Cuando nos demos cuenta de esto último, sólo nos quedan dos opciones: pensar que ya nada es reparable o volver sobre nuestros pasos y aceptar el error y pedir disculpas. Puede que no vuelvan muchas cosas a ser lo mismo. Pero, esa acción, la de volver, la tomaremos pensando en que hemos dañado a quien queremos, pensaremos que debemos mil y una disculpas, negaremos lo que antes fueron "irrefutables verdades" e intentaremos que todo vuelva a ser lo mismo. Todos lo haremos, todos intentaremos no gritar y si lo hacemos, puede ser que volvamos. Una nueva oportunidad para ambos puede ser, con lo sabido a gritos, aún mejor que el estado anterior... puede. Todos nos equivocaremos en el camino, esta es una manera, conocemos muchas. Tratemos de no romper mucho y de disculparnos siempre. Amigos o parejas, diculparnos siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario